He decidido apuntarme al NaNoWriMo de este año.
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Elisa |
¿Qué es el NaNoWriMo?
Es el National Novel Writing Month, un proyecto al que se apuntan miles de escritores de todo el mundo y que consiste en escribir 50.000 palabras en un solo mes, concretamente en Noviembre.
Podéis encontrar más información en la web.
Sé que lo más probable es que no consiga las 50K, porque estoy en segundo de Bachiller y tengo mil exámenes y deberes y trabajos por hacer. Aun así he decidido apuntarme, porque tengo muchas ganas de avanzar en el proyecto, porque me gusta escribir y porque mi historia me encanta.
Aquí tenéis un fragmento de la novela, narrado por Elisa (una de las protagonistas). Espero que os guste y que, si os adoráis escribir y estáis metidos en algún proyecto, os apuntéis al reto.
LA CHICA DE LA BIBLIOTECA
Conocí
a Zoe en la biblioteca que queda a diez minutos andando de mi
casa. Creo recordar que fue en abril, aunque no te podría
decir el día. Me había ido de casa porque el ambiente estaba demasiado caldeado
como para estudiar. Al día siguiente tenía un examen de… Historia, temas 4 y 5,
eso sí que lo recuerdo. Durante todo el camino no pude dejar de pensar en la discusion entre mi padre y mi hermana.Cada pisada hacía que mi mente se
inundara de palabras, miradas, gestos, gritos y ausencia de respuestas. En realidad solo discutía Lidia, pero es
capaz de montarse tales monólogos que aquello parecía una conversación
completa. A decir verdad, era ese el motivo de la discusión: la falta de
participación de papá.
Entte en la biblioteca. Respiré
hondo, subí las escaleras que llevaban al segundo piso y llegué a la sala de
estudio. La puerta se abrió con un leve quejido y de manera automática noté las
miradas de todas las personas que estaban estudiando en ese momento puestas
encima de mí. Algo cohibida, me abrí paso entre las mesas buscando el lugar
idóneo en el que sentarme. La mayoría estaban ocupadas por grupos de amigos,
así que me decanté por la única en la que sólo había una persona. Abrí la
mochila y dejé caer los libros sobre la mesa, originando un gran estruendo
acompañado por un suspiro.
Yo
seguía liada, pensando en lo que había pasado en casa, así que hasta que no me
senté no me topé con la chica que tenía delante. Había clavado sus ojos en los
míos. Eran enormes y de color azuloscurocasinegro.
Parecía bastante molesta conmigo, porque había roto su concentración y porque
al parecer no quería que nadie se sentase con ella. Tenía el ceño fruncido
descaradamente y sus ojos eran tan bonitos que noté cómo me estaba poniendo
colorada. La chica bajó la vista enseguida y yo me puse a recorrerla con la
mirada discretamente, temiendo volver a ofenderla. Pero para entonces ella ya estaba
muy concentrada, así que no se dio cuenta.
Lo
primero que me llamó la atención en ella fue su pelo. Lo tenía cortado por
encima de las orejas y teñido con todos los colores del arcoíris: rosa, verde,
amarillo, azul, naranja, rojo, violeta… Como si un unicornio le hubiese
vomitado encima. Algunas greñas caían sobre su frente, pero no parecía
molestarle. Pero más allá de su pelo, lo más llamativo eran sus ojos. Enseguida
me acostumbré a su pelo, pero esos ojos sorprendían cada vez que los mirabas. Azuloscurocasinegro. Todo el mundo podía teñirse
el pelo de colores, pero hasta ese momento todas las personas a las que había
conocido tenían los ojos de colores normales: negro, azul, verde, marrón. Pero azuloscurocasinegro es una palabra mágica de la
familia de abracadabra y supercalifragilisticoespialidoso.
Su
rostro era pálido y tenía tres pecas: una en la mejilla, otra en el cuello y la
última en la punta de su graciosilla nariz. Era como si cada parte de su cuerpo
mandase un mensaje diferente. El pelo era de chica rebelde y poco convencional.
Pero el rostro pálido y perfecto, con labios rosados, nariz respingona, pómulos
altos… Su cara era dulce. Como la de una muñeca de porcelana. Pero si te
fijabas bien: sus ojos, su mirada, su mandíbula… Cuando la observabas con
atención te dabas cuenta de que esa muñeca estaba rota.
Seguí
mirándola porque, aunque hubiera querido, no habría podido dejar de hacerlo.
Tenía la mandíbula contraída y el ceño continuaba fruncido. Observé que llevaba
los cascos puestos y saber qué estaba escuchando se convirtió en mi único
deseo. Quería saber el nombre todas las canciones que estaban en su lista de
reproducción. La chica había llenado la mesa de libros y libretas de tal manera
que apenas tenía espacio para dejar mis cosas. Parecía totalmente concentrada.
Escribía a gran velocidad llenando la hoja con palabras de tinta negra. Era
diestra y sujetaba el bolígrafo con tanta fuerza que casi perforaba el papel,
mientras dejaba un rastro de caligrafía afilada ligeramente inclinada hacia la
izquierda.
Busqué
su nombre. Pensé que tenía que estar apuntado en algún sitio. Finalmente lo encontré en la tapa de una
libreta azul. Tuve que inclinarme un
poco para poder leerlo. Zoe, se
llamaba Zoe. No ponía el apellido. Solo su nombre. Pero con eso me bastó.
Cuando
quise darme cuenta Zoe me estaba mirando fijamente. Tenía su cara a escasos
centímetros de la mía. Estaba clavando sus enormes ojos azuloscurocasinegro en los míos. Prácticamente respiré su
aliento. Me quedé helada.
—¿Qué
coño miras? —preguntó.
Noté
cómo mis mejillas comenzaban a arder. Y si me había puesto roja no era porque
Zoe me hubiera cazado leyéndola sino porque su voz no se parecía en nada a la
que me había imaginado que tendría.
No
supe qué responder.
—Yo…
no miraba nada. Lo siento —balbuceé.
Zoe
puso los ojos en blanco y, para mi sorpresa, no dijo nada más. Volvió a ponerse
los cascos y se metió de nuevo en sus estudios. Tardó sorprendentemente poco en
volver a estar concentrada. Y yo pasé varios minutos sin saber qué hacer. Con
la mente colapsada y al mismo tiempo totalmente vacía. Hipnotizada. Me descubrí
fascinada por su forma de escribir, empuñando el bolígrafo, siendo consciente
de que lo que tenía entre sus dedos era un arma letal, con tanta fuerza que
daba la impresión de que iba a partirlo por la mitad.
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